JUEVES 30 DE DICIEMBRE DE 2010
http://disnnetprensasocial.blogspot.com/2010/12/desafios-desarrollo-inclusivo-2020-todo.html
Comienza la segunda década del siglo veintiuno, pleno tercer milenio. Todo por hacer en equidad social y desarrollo inclusivo. Colombia está en evidencia como sociedad desigual e inequitativa. Los indicadores de desarrollo humano y social no respaldan el discurso de un sistema excluyente maquillado de bondad y libertad, defensor a ultranza de privilegios y concentración de la riqueza. Falta equidad, distribución de recursos y resultados para todos. La sociedad colombiana permanece anclada en un pensamiento feudal, de acumulación, tenencia, combate para defender privilegios, resistencia del poder político y económico
a la transformación social y al reconocimiento de poder ciudadano y derechos sociales. Los recientes veinte años han sido la constante en este comportamiento.
Mejor gastar todo en defender un establecimiento de desigualdad, inequidad y abusos, antes que priorizar el desarrollo humano, la inclusión social, el crecimiento armónico como sociedad.
La década termina con un espectáculo vergonzoso de limosneo, mendicidad y asistencialismo para la cruda realidad de la mayoría de los colombianos, frente a la ostentación y opulencia de un sistema económico inmisericorde y abusivo, que no se ruboriza ante ningún indicador. Solo les interesa mantener el ruido del parlante parroquial para tapar lo impresentable, mientras el mundo, afuera observa todo lo que ocurre.
Ese es el favor que prestan espectáculos mediáticos como el de la colecta televisiva, en donde la farándula usada en papel deleznable de bufonazgo con pose plañidera incluida, lágrimas a raudal, le vende la idea al país de que estamos ante un sistema económico y político generoso y desprendido que saca de su bolsillo y regala a "los discapacitados" algunos miles de millones de pesos para un proyecto filantropo. Muy buena fe en las buenas voluntades trasnochadas en la maratón, pero ignorancia absoluta en el significado y el fondo que reviste en el contexto, mapa completo de la realidad colombiana, el acto escenificado.
El sistema financiero colombiano, treinta millones de millones de pesos, treinta billones en ganancias en 2010. Logrados a base de tarifas abusivas en
costos y servicios financieros. La mano en el bolsillo de todo mundo. Que ganen, pero con decencia. Ese desmadre en rentabilidad frente a la crisis social y humanitaria colombiana es ignominioso. Con toda desfachatez sale en primer plano a pavonearse recaudando diez mil millones de la misericordia colombiana a nombre de personas excluidas con discapacidad y anunciando que ha regalado algo así como un millón de dólares, menos del uno por mil de lo ganado quitando
comisiones de usura por remesas y consignaciones menores a pensionados, viudas y todo mundo. Que alguien diga y demuestre que esto es honorable.
Los damnificados del invierno, millones de seres humanos excluidos de su entorno. Todo lo material acabado por la imprevisión y la corrupción. En la calle.
Necesitan la décima parte de las ganancias de los banqueros para empezar de nuevo. El gobierno lidera una campaña de donaciones y solidaridad. Pero garantiza exenciones veinte veces mayores al capital concentrado para que gane más y haga el favor de quedarse ganando en las proporciones descritas. Los indicadores impúdicos dicen que el desempleo bajó un poquito porque el rebusque, la informalidad, aumentó. Los industriales no cumplieron, quitaron horas extras y recargos y no aumentaron empleos.
Colombia es vanguardista en desplazamiento de seres humanos. La corrupción es la peor plaga del mal ejemplo que carcomió el imaginario colombiano. Por fortuna declinó el ruido estridente de la política bravucona que mantuvo embelesada y distraída a la parroquia esperando milagros donde no podía haber.
Con ese enfoque nunca.
Aquí no hay vaso medio vacío. El noventa por ciento del vaso está sin llenar, en lo social. Hay una crisis humanitaria y social de esa proporción, mientras los medios cumplen su papel como herramienta de manipulación. Consuelo de pobres, peor está Haití y el fenómeno prolifera en el tercer mundo.
De tal manera que la situación de la comunidad de personas con discapacidad no es aislada. Es un desorden social que determina la situación de exclusión y crisis humanitaria que postra a Colombia en evidencia ante sí misma y ante el mundo, con indicadores vergonzosos sobre el saldo de la década centrada en invertir todo focalizado sobre el fenómeno de la guerra. Hay propietarios felices por las ganancias indicadas al comienzo. Ellos no padecen los rigores del sistema de inequidad y exclusión, con concentración de capital que hoy rige en Colombia. Ese modelo aumenta la rentabilidad para el capital concentrado.
Nada fácil salir de este escenario. Por ello el país se embelesa en los medios con las poses lloriconas de samaritanos que siguen manejando esto de la manera descrita. "No entendemos cómo alguien se opone a esta ayuda maravillosa de los buenos" dijo el locutor de radio con más audiencia estrato alto, en medio de la polémica por la realización de la colecta televisiva.
Colombia, lamentable decirlo, es modelo en donde quiera que enseñen sobre Desarrollo Inclusivo, lo que no se debe hacer en la materia. Caso, ejemplo malo,
de cómo gobernar basados en la exclusión, la inequidad y la desigualdad, con todas sus consecuencias.
Respeto por el trabajo.
Hay iniciativas y trabajo de acción social en respetables organizaciones del tercer sector. Qué tal si no, cómo sería la realidad. Peor. El gobierno focalizado en combatir al enemigo interno, el círculo vicioso del narcotráfico, crimen organizado y demás plagas afines, deja todo lo social en manos de las organizaciones privadas. Sus programas sociales son asistencialistas, de limosnas. Por ello el respeto pleno con el trabajo serio que intenta suplir semejante vacío estructural.
Ni los hechos ni defensor alguno del modelo colombiano, pueden decir que hay políticas públicas sociales reales y efectivas que hagan posible resolver este panorama. La estructura del modelo está intacta. Habrá paliativos y paños tibios, pero solución de fondo así no.
Todo será como en la colecta del 17 y 18 de diciembre. Pretendiendo apagar incendios con imágenes y postales de humanitarismo.
En Colombia hoy sigue prevaleciendo la convicción según la cual "Es más fácil y rentable dar limosna que cumplir y hacer valer derechos". Es que los buenos somos más, repetía la farándula en la conmovedora escena mediática. La proporción es exacta, menos del uno por mil: De diez mil millones a treinta billones de ganancias privadas y un cifra parecida de inversión pública para la guerra.
Respeto total por el trabajo, esfuerzo y buena fe, de quienes han apostado, aportado y apoyado iniciativas dirigidas a construir y mejorar la realidad.
Incuestionable el mérito de quienes hacen esfuerzos. La misión exacta del periodismo es hacer comprender el significado preciso de cada hecho en lo público.
En el interés común el beneficio debe ser para todos y no solo para unos. Ahí en el escenario de lo público, sucede que lo bueno para unos cuantos en muchos casos como el mapa de realidad visto, no lo es para todos y por el contrario constituye detrimento del capital social, del bien común. Una colecta para un proyecto individual, soportada en el imaginario endeble de una farándula sin capacidad de entender el país completo, solo sus intereses de éxito, causa hondo deterioro en un proceso transformador de cultura por el reconocimiento de los derechos ciudadanos de una comunidad. Así con la rentabilidad vergonzosa de los banqueros, basada en los diez mil que le quitan por cada consignación mínima, de cincuenta mil o cien mil pesos a una viuda o un pensionado. Es no es equidad ni decencia. Algo está dañado en las reglas de juego.
Por ello, en desarrollo inclusivo, en equidad social y en respeto por los derechos, es demasiado por hacer, con todo lo que hoy hacen organizaciones, proyectos e iniciativas privadas.
En la siguiente entrega de Desafíos Desarrollo Inclusivo 2020, hablaremos sobre todos los pendientes que inauguran la década a 2020 en el ámbito discapacidad.
La primera década finalizó con un balance paupérrimo y con visos de retroceso frente a lo tejido durante los primeros años del siglo veintiuno en colectividad.
La prevalencia de voluntades individuales desde los cubículos de poder burocrático, devirtuó el desarrollo de una auténtica política pública. El tema por
fuera del Plan nacional de desarrollo, es un indicador de entrada negativo frente a los grandes desafíos por suplir los pendientes acumulados en la altísima
dosis de inercia ciudadana que ha propiciado el estado de cosas con que comienza 2011, inicio de la década de la autonomía ciudadana.
Para que haya transformación efectiva, es indispensable que en países como Colombia, con tal realidad, haya cada día menos ciudadanos subalternos y clientes
de servidores públicos empeñados en neutralizar liderazgos contrarios a su voluntad, mediante la coptación con dádivas y representaciones ineficaces.
En 2011 seguiremos construyendo masa crítica para un real proceso ciudadano que forme gobernanza en desarrollo humano, social inclusivo en Colombia y la
región latinoamericana.
Conciencia política inclusiva y acción efectiva es el rumbo.
Salud y capacidad en 2011 para todos.
DPS DISNNET PRENSA SOCIAL
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