Una buena iniciativa con muy mala ejecución
A fines del año 2008 asistimos a la inauguración del primer recorrido que efectuaría un coche de la línea CA 1,cuyo recorrido sería circular, uniendo la Terminal de Tres cruces con la Ciudad Vieja de Montevideo.
Gracias a la compañera del Comité de Accesibilidad al medio Físico de unit, Anahí, pudimos estar presentes dentro de esa nueva unidad de transporte y sus primeros pasos oficiales por nuestra querida ciudad.
Al tiempo que las diferentes autoridades realizaban el acto protocolar,,nosotros teníamos la oportunidad de conversar con uno de los propietarios de uno de esos omnibuses que habían arribado el día anterior desde San Pablo – Brasil.
Con sorpresa, escuchamos a esta persona confesarnos que el no tenía idea de que serían este tipo de coches los que engrosarían las filas de nuestro transporte colectivo.
El nos expresaba allí, que pensaba que estas unidades contarían con rampas de accionamiento automático, y no estas que permanecían aún sin uso, en exposición frente a la Intendencia municipal de Montevideo, a las que los usuarios de sillas de ruedas podrían acceder al interior del bus, gracias a una rampa accionada manualmente.
Este propietario, nos decía que sería casi imposible que se pudieran cumplir con los tiempos estipulados de antemano por las empresas y por la propia Intendencia capitalina.
Veía que sería muy complicado que estos coches sin guarda, con choferes cobradores, tuvieran que detenerse y cuando una persona con discapacidad motriz requiriera de sus servicios, ellos tuvieran que bajar a activar la rampa, ayudar a la persona a ubicarse en el lugar destinado dentro del coche para ello, verificar que los cinturones de seguridad estuvieran bien colocados y luego de ello volver a su asiento y nuevamente partir en su recorrido habitual.
Toda esta situación se agravaría, en la medida de que las autoridades colocarían el precio de cada boleto de esta línea a un precio sensiblemente inferior al común.
Lo Real en contra de lo Ideal
una vez que en el año 2009 empezó a funcionar a pleno esta nueva línea céntrica, la realidad empezó a darle la razón a aquel propietario y chofer, que meses atrás compartía con nosotros sus apreciaciones.
Una buena idea, que tenía por objeto permitir a los usuarios de sillas de ruedas contar con una línea de transporte accesible, al menos en esa zona de la ciudad,pasaba a constituirse en un negocio muy rentable para las empresas, pero sin cumplir con los objetivos inclusivos e integradores que eran los esperados por parte del colectivo de las personas con discapacidad y sus familias.
Ya las unidades no cumplían con los horarios y frecuencias preestablecidas, siendo frecuentes los retrasos.
El porqué de las cosas
Estas deficiencias en los servicios que se habían planificado, obedecían en primer lugar por la saturación de estos coches por parte de los usuarios, que apelaban a viajar comprando un boleto más barato en esta línea, aunque la calidad del servicio no fuera la deseada.
más allá de los clientes y sus pretensiones, el tema que revestía mayor gravedad, tenía que ver con las extremas dificultades que tenían las personas con discapacidad para lograr beneficiarse de este servicio.
Por lo dicho, las metas establecidas a priori, brillaban por su ausencia.
También durante el año 2009, las autoridades rebajaron el boleto para las líneas céntricas, estableciendo un límite geográfico menos abarcativo que la línea Ca 1, con la intención de subsanar esta problemática.
Sin embargo, la realidad actual determina que los omnibuses de la línea CA 1 siguen viajando repletos de usuarios que realizan trámites en esa franja ciudadana, y que cada vez es más difícil que a los mismos puedan ingresar las personas con discapacidad.
Para colmo de males, cada vez es más frecuente observar a choferes que siguen de largo en una parada, dejando tras sí a una persona en silla de ruedas.
malicia del chofer o presión patronal?
Más allá de que resulta indispensable educar a los funcionarios de las empresas transportistas para que estos hechos no sucedan de aquí en más, creemos que por las conversaciones que hemos mantenido con empleados de dichas empresas, que los mismos se ven presionados por las distintas autoridades a conducir en forma diligente su coche, a tener que cobrar los respectivos boletos y a cumplir con estrictos horarios, sopena de posibles.
sanciones
No estamos en el primer mundo
A diferencia de lo que sucede en países como Estados unidos, donde los coches de transporte colectivo pasan en hora, pero además de ello sus choferes sin apuros se dedican a posibilitar el acceso de las personas con discapacidad a su unidad, sin que nadie se impaciente o levante la voz por ello.
Por estos pagos, la realidad y la cultura imperante es muy diferente y la anhelada solidaridad brilla muchas veces por su ausencia.
A los problemas, Soluciones
Creemos que la línea CA 1 en vez de tener un precio rebajado, debiera como mínimo contar con un boleto como el de la mayoría de los demás coches que transitan por la ciudad.
De esta forma sus unidades viajarían con mayor espacio en su interior, permitiendo que los sectores más necesitados y vulnerables (madres con bebés, personas mayores y personas con discapacidad)pudieran viajar en forma cómoda y segura.
Quién paga los platos rotos
Es muy probable que las ecuaciones económicas de las empresas no alcancen cifras tan redituables como hasta la fecha, pero si pretendemos verdaderamente construir entre todas y todos una sociedad más justa e igualitaria, se deberán buscar mecanismos adecuados que permitan que no sean las clases más desfavorecidas las que tengan que pagar los platos rotos.
Autor: Humberto Demarco
Consultor en Desarrollo Organizacional, Manager en Relaciones Públicas, Especialista en Gestión de Calidad, Especialista en Gestión de Calidad de los R.R.H.H., Integrante del comité de accesibilidad al medio físico del Instituto Uruguayo de Normas Técnicas, Presidente de la organización social sin fines de lucro: Red Especial Uruguaya, Director del Taller Cultural Itinerante “SINSOCIEGO”
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Una sociedad inclusiva, es aquella que reconoce, respeta y valoriza la diversidad humana.
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