UN MUNDO MEJOR

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Estimad@s Compañer@s de ruta:

Por este medio la RED ESPECIAL URUGUAYA les desea un 2011 en el cual puedan cumplirse todos vuestros mejores sueños y realizaciones.

A continuación les dejamos una noticia que recibimos en estos días, pero de nosotros dependerá poder construir entre todos un mundo mejor.

Luego de ella, compartimos con ustedes un sabio mensaje del Filósofo Ecologista Leonardo Boff, que hoy sigue muy vigente.
Reciban un saludo muy afectuoso.
Seguimos en contacto, seguimos en movimiento, seguimos trabajando.
Comisión Directiva Redesuy

Cuando vivir en la ciudad discapacita
Según estadísticas de Naciones Unidas, casi la mitad de la población mundial vive en grandes aglomeraciones, y se estima que esta proporción aumente en dos tercios hacia el año 2030. Sumado a las problemáticas de sobrepoblación, desigualdad social y daño ambiental, las grandes ciudades marchan al ritmo de la cultura de la velocidad y la indiferencia, la competencia desaforada, la ausencia de controles y la falta de compromiso ciudadano, convirtiéndose en verdaderas ‘fábricas’ de enfermedad y discapacidad. ¿Cómo lograr dar un giro a tiempo antes de vernos atrapados en un despiadado laberinto de concreto,
ciego, sordo y mudo ante nuestra integridad humana?

Otro mundo es posible

Dirán los economistas, las corporaciones transnacionales y los detentores del poder que el capitalismo vive de las crisis y que ésta es otra crisis cíclica.
E intentarán darnos más de lo mismo, más consumo, más conflictos, más individualismo…
Sin embargo, la crisis actual es terminal. El desafío no es remediar lo que no tiene arreglo, sino buscar nuevas alternativas.
El sistema actual, regido por el capital y por las leyes del mercado, que en su naturaleza es voraz, acumulador, depredador del medio ambiente, creador de desigualdades y sin sentido de la solidaridad, certifica sus propias falencias, declara su propio fracaso.
Un sistema donde cada cinco segundos un niño de menos de cinco años muere de hambre o desnutrición certifica sus propias falencias.
Un sistema que creó sufrimientos inhumanos e impactantes desigualdades.
El sistema vigente, que tiene como pilar un individualismo avasallador, se demostró incapaz de asegurar el bienestar de la humanidad.
Un individualismo que se revela en el lenguaje cotidiano: mi empleo, mi salario, mi casa, mi auto, mi familia…
Un sistema donde nadie es llevado a construir algo en común, donde la competencia, la acumulación y la ostentación predominan en detrimento de la solidaridad, de la caridad y de la compasión.
Un sistema donde los niños aprenden tan temprano a conjugar el verbo comprar, pero que desconocen lo que es compartir.
Un sistema que incentiva el consumismo inconsecuente y desenfrenado, y que tanto endiosa los bienes materiales.
Una cultura que disemina compulsión y consumismo, que asocia el producto a un concepto de felicidad.
Un sistema que desconoce el amor, la caridad y la compasión, y que se hace ciego y sordo ante el llamado del excluido, del necesitado.
El opuesto del amor no es el odio, sino la indiferencia.
Un sistema que por largas décadas alega no poseer recursos para promover la educación, la salud y para aplacar el hambre mundial, pero que gasta tanto en guerras, conflictos y en la industria bélica……y que se muestra capaz de movilizar en pocas horas tres trillones de dólares para socorrer bancos, montadoras y correctoras, atestigua su propio fracaso terminal.
¿Cómo permitimos que se llegara hasta este punto? ¿Cuánto tiempo habrá de transcurrir aún, hasta que rescatemos a nuestra perdida humanidad?
Un puñado de harina y agua para engañar al hambre, sazonado con un poco de sal, en los días de suerte.
La falta de solidaridad que impera en nuestras relaciones sociales. Y la falta de solidaridad para con la Naturaleza.
El actual modelo económico fracasó contra la propia humanidad y contra el planeta.
El bienestar de todos y la preservación de la Tierra son sacrificados al lucro de unos pocos.
El consumo inconsecuente aumentó el desperdicio, la producción de basura y los impactos ambientales.
Y la ruptura entre el trabajo y el cuidado hizo que el afán desmedido de producción se revirtiera en el ansia incontenible de dominación de las fuerzas de la naturaleza.
Los límites del capitalismo son los límites de la Tierra. Ya tocamos estos límites, tanto de la Tierra como del capitalismo.
Ya no podemos seguir con esta perversa lógica del capital, basada en la acumulación y en el desperdicio:
“Quien no tiene quiere; quien tiene quiere más; quien tiene más, dice que nunca es suficiente.”
La lógica del capital que tanto incentiva lo superfluo, la ostentación y el desperdicio…
Imagen de celulares descartados, casi todos en perfectas condiciones de uso. Solamente en Estados Unidos, 426.000 aparatos son descartados diariamente, cambiados por modelos más nuevos.
Y conjuntamente con los aparatos se tiran también cargadores, baterías, accesorios…
Los actuales patrones de extracción, producción y consumo se mostraron insustentables…
…además de la capacidad de reposición y regeneración del planeta.
La Tierra está dando señales inequívocas de que ya no aguanta más, que ya comenzaron a afectar a cada vez más habitantes del planeta.
La Tierra es un planeta pequeño, viejo y limitado que no soporta un proyecto de explotación ilimitada.
Las crisis financiera, climática, energética, alimenticia y otras, – todas ellas nos remiten a la crisis del paradigma dominante.
Necesitamos un nuevo paradigma de civilización, porque el actual llegó a su fin y agotó sus posibilidades.
Proyecciones hechas por investigadores y científicos ambientales muestran que, si el consumo continúa al ritmo actual, en el 2050 necesitaremos dos planetas Tierra.
¿Cuál es el mundo que dejaremos a las nuevas generaciones…?
Cultivar la solidaridad intergeneracional, para con los que vendrán después de nosotros.
Ellos también necesitan satisfacer sus necesidades, y habitar un planeta mínimamente saludable.
Buscar nuevos valores. Alimentar nuevas esperanzas.
Nuevos rumbos, y nuevos paradigmas.
La interculturalidad, – el diálogo entre el llamado saber occidental y el saber tradicional, milenario,
Las tradiciones de los pueblos nativos hablan del ser humano como jardinero.
De acuerdo con las enseñanzas de tales tradiciones, el ser humano debe cultivar la Tierra con cuidado y sensatez, justicia y estética.
El universo caminó 15 billones de años para producir el planeta que habitamos, esta admirable obra que nosotros, seres humanos, recibimos como herencia, para cuidar como jardineros, y preservar como guardianes fieles.
Somos interdependientes unos de otros, coexistimos en el mismo cosmos y en la misma naturaleza.
Una misma Fuente alimentadora, misteriosa e innombrable, sustenta y confiere vida a todo lo que existe.
La vida es un milagro, tan bello como corto, que debe ser cultivado como las flores más bellas.
Como nunca antes en la historia, el destino común nos convoca a buscar un nuevo comienzo.
Promover la ecología del cuidado, que vela por los intereses de toda la comunidad de la vida. Coexistir con respeto, cooperación y armonía con los demás habitantes de este pequeño planeta, – animales, vegetales, seres humanos.
La interculturalidad, el encuentro con otras tradiciones, otras culturas, enriquece nuestra visión del mundo y de la vida.
Tener ojos para los que son diferentes. Tener oídos para su voz, sus melodías, canciones, historias…
Habitamos todos una Casa común. Tenemos un origen común y, ciertamente, un mismo destino común.
Tantas flores, con sus colores y formas distintas. Diferencias superficiales, pues la tierra que las nutre y sustenta es sólo una.
Un único Soplo las anima, confiriéndoles significado, sentido y vida.
El desafío del tiempo presente es el de rescatar las utopías olvidadas, reescribir nuestro sueño común.
Un único Soplo, una única Alma, una misma esperanza.
Y en medio a la agitada rutina de la vida moderna, encontrar tiempo para reflexionar sobre preguntas metafísicas…
Tener oídos para la voz que habla en nosotros, que nos convoca a la práctica del bien…
…y que ante una noche estrellada nos pregunta:
“¿Quién sustenta y se esconde detrás de aquellas estrellas…?”
La voz que, ante un recién nacido, pregunta con respeto y admiración:
“¿Quién generó esta vida…?”
“¿Dónde, en el mirar del niño, comienza el cielo y termina la tierra?”
El texto de esta presentación se basa en la conferencia dictada por Leonardo Boff durante el Forum Social Mundial, Belém, estado de Pará (Brasil), enero de 2009. Para saber más acerca del tema, entre en: www.forumsocialmundial.org.br y Leonardo Boff, teólogo, filósofo, escritor y ecologista, es la voz de los desfavorecidos desde hace décadas y un trabajador infatigable a favor de un mundo mejor.
http://www.leonardoboff.com.br/

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